En esta parte 2 , veremos como se dieron tantas muertes en todo el país de varias personas y de varios acejotaemeros.
Centenares de mexicanos seglares ofrecieron oblación en la cristiada: los que, sin ninguna ambición personal se lanzaron al campo, inermes casi, y a exponerse a sufrimientos atroces cotidianos y a una muerte fácilmente previsible, sólo por defender los derechos de Dios, realizaron la hazaña más gloriosa que podía realizarse. Otros muchos "votaron con sus vidas" sin haber tomado nunca las armas; pero su voto era evidentemente válido también, y se les discute aun menos que a los otros.
A José Valencia Gallardo, de León y de la A.C.J.M., le arrancaron la lengua porque animaba a sus compañeros de martirio... Le cortaron la mano que había podido desprender de las ligaduras y señalaba al cielo. Y lo acribillaron a tiros y deshicieron el cráneo a culatazos. Nicolás Navarro, golpeado en la cara hasta quebrarle los dientes y hacer saltar sangre por los ojos: "¡Animo, compañeros, acuérdense de la causa que defendemos!" Apuñalado expira diciendo:"¡Sí, yo muero por Cristo, que no muere jamás! ¡Viva Cristo Rey!"Había, además, perdonado a sus verdugos, rasgo frecuentísimo en estos mexicanos testigos de Dios. Otros cinco jóvenes murieron con éstos.
| La osadía del Gobierno no perdonaba a nadie y por medio del Ejército mataron a muchas personas sin importar la clase social , rango religioso , edad o estado de salud , incluso hubo muchas muertes de niños. Muchos murieron con una gran valentía, con un gran entusiasmo , con gran amor a su Dios y a su Iglesia . |
Eulogio Ortiz quería obligar al P. Mateo Correa, de Valparaíso, Zac., a que revelara la confesión de los cristeros a quienes iba a fusilar. "Puede Ud. fusilarme, pero no ignora que un sacerdote debe guardar el secreto de confesión. Estoy dispuesto a morir". Y muere con los otros. |
Es también en Puebla , dónde la Guerra Cristera causa estragos . Uno de los primeros mártires, el comerciante poblano José García Farfán. En el aparador de su tienda había letreros subversivos: "Sólo Dios no muere ni morirá jamás. Cristo vive, Cristo reina, Cristo impera ¡Viva Cristo Rey!"El no arrancarlos fue su crimen. Al fusilarlo, el jefe del pelotón lo provocó: "¡A ver cómo mueren los católicos!" "Así", repuso el viejo, apretó un crucifijo contra el pecho y gritó: "¡Viva Cristo Rey!"
El párroco de Chalchihuites, Zac., don Luis Batis, aprehendido con sus muchachos de la A.C.J.M., intercede por ellos: "Yo le doy mi vida. Disponga de ella; pero no les haga nada a estos jóvenes. Mire: este Manuel Morales es casado, tiene su esposa y sus tres hijos pequeñitos. Estos dos jóvenes son el sostén de sus familias. Tienen sus madres ancianas que no cuentan con más apoyo que ellos". Tercia Manuel Morales: "Mire, señor Cura, con gusto doy mi vida y se la entrego a Dios. El cuidará de mi esposa y de mis hijos. Que se haga la voluntad santísima de Dios". Los otros se llamaban David Roldán y Salvador Lara. Todos gritaron: ¡Viva Cristo Rey!
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Con el Padre Miguel Agustín Pro cayó su hermano Humberto, íntegro muchacho, dedicado en cuerpo y alma a la propaganda religiosa. El Padre Pro impartía su ayuda ministerial confesando en una banca del Paseo de la Reforma, predicando a choferes y albañiles, proveyendo despensas de familias caídas en la miseria por causa de la persecución. Tras ellos rodó Luis Segura Vilchis, él sí complicado en el fallido intento de la bomba contra Obregón. Tenía preparada admirablemente la coartada, y por testigo nada menos que al propio Obregón, al que se atrevió a acercarse y a hablar, en los toros. Se entregó para salvar a los Pro, que él sabía inocentes. No los salvó ni se salvó, porque la felonía no cumplió su palabra. Así que él murió, no por dinamitero, sino por la caridad para con sus hermanos. Y murió, como las mismas fotografías lo muestran, sereno, erguido, confiando únicamente en Cristo. Duerme en el Tepeyac ¡a unos 6 metros de don Antonio López de Santa Anna!
Juan Bonilla Manzano, joven impresor, acejotaemeros de Tlalpan, de la Adoración Nocturna y de la Liga, fue de aquellos soldados improvisados del grupo del Ajusco, faltos de todo, salvo de desinterés absoluto. Lo cogieron por traición de un hacendado (de San Diego de Linares, Méx.) y fue fusilado con los brazos en cruz, precisamente a las tres de la tarde del Viernes Santo de 1927 (15 de abril), en el Monte de las Cruces. De él, como de pocos mártires, quedaron relativamente abundantes escritos del fin (su diario, cartas a su madre y a su novia).
En la foto, vemos el fusilamiento del sacerdote Agustín Pro Juárez el 23 de Noviembre de 1927 |
Porque las mujeres no se quedaban atrás, aunque no todas se alistaran en los Batallones de Santa Juana de Arco para abastecer a los cristeros, correr el albur de burlar a los de Calles o ser burladas y destrozadas por ellos. Pero dondequiera florecía el heroísmo... La madre de Valencia Gallardo, al recibir los restos de su hijo, le besa los pies y se vuelve a la Virgen: "¡Mártir! ¡Gracias, Madre mía! Era tuyo". Y aquella otra, ante su muchacho, al que azotaban porque repartía hojas del boicot, y querían hacerle revelar nombres:"¡No digas, hijo!".
María de la Luz Camacho se pone su traje mejor (de seda verde) para ir a ser acribillada por las balas de los camisas rojas de Garrido Canabal, en Coyoacán... Aquella profesorcita, Éster Alvarez, asesinada en Tajimaroa, por llevar a sus alumnas al templo...
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