Abogado y político mexicano elegido como
presidente de México entre
1976 y
1982. En su gestión, sucedieron hechos como la concertación y aplicación de la reforma política inicial para democratizar al país, la primera visita del
Papa Juan Pablo II y, en apenas un par de años, el más impresionante crecimiento de la economía nacional en su historia, seguido de una grave
caída -la primera en la segunda mitad del siglo XX- debida a una política
monetarista [1] y una presunta dilapidación de los recursos públicos
[2] provenientes principalmente de los excedentes del
petróleo.
Trayectoria académica y política
Ingresó como abogado de la
Universidad Nacional Autónoma de México en
1946 y como doctor en Derecho en
1950. Contrajo primeras nupcias con
Carmen Romano y del matrimonio nacieron tres hijos: José Ramón, Carmen Beatriz y Paulina. Entró al servicio público hasta
1959 de la mano del
Partido Revolucionario Institucional (PRI), la organización que durante la mayor parte del
siglo XX dominó de manera absoluta la vida política mexicana, animado por el ideario y carisma del entonces presidente
Adolfo López Mateos. Tras ser litigante, catedrático de la
Facultad de Derecho de la UNAM (donde, como años después con la banda presidencial, el espacio le fue heredado por
Luis Echeverría, su íntimo amigo de la adolescencia, y dio clases a quien le relevaría en la Primera Magistratura,
Miguel de la Madrid), profesor fundador del Doctorado en Ciencias Administrativas de la
Escuela Superior de Comercio y Administración del
Instituto Politécnico Nacional en
1961 y de escalar jerarquías en el Gobierno Federal pasando por la
Secretaría del Patrimonio Nacional, la Oficina de la Presidencia de la República y la dirección de la
Comisión Federal de Electricidad, logró hacerse de la cartera financiera del país al ocupar el puesto de
secretario de Hacienda de
1973 a
1975, quebrando la norma no escrita de que la economía nacional se definía por su titular en turno (un hombre avezado en las finanzas estatales y guiado por criterios mayoritariamente técnicos), al poner la dependencia al servicio de las conveniencias y decisiones políticas del presidente, pues López Portillo carecía de experiencia en dicha rama, ostentando como verdadera credencial su cercanía personal con Echeverría, quien al nombrarlo declararía sin tapujos y con dedicatoria a los empresarios, con quienes mantuvo una pésima relación, la famosa frase: "A partir de ahora, la política económica se decide en
Los Pinos".
Llegada al poder
En aquellos años, los mandatarios emanados de su partido escogían personalmente a su sucesor, y López Portillo fue la opción del presidente Echeverría, de nuevo haciendo valer su añeja amistad y rompiendo también con los pronósticos de que el
secretario de Gobernación era el elegido natural, quedándose en el camino
Mario Moya Palencia. Los siguientes meses López Portillo realizó el correspondiente proselitismo bajo el lema "La solución somos todos", pero sin adversario alguno, pues el único partido verdaderamente opositor con registro, el derechista
Acción Nacional (PAN), no presentó abanderado debido a fuertes divisiones internas, y la izquierda, aglutinada en el proscrito
Partido Comunista Mexicano (PCM), en las universidades públicas y en
guerrillas urbanas o rurales. No contando con otro espacio que el de lo testimonial, el PCM lanzó a uno de sus líderes históricos, el sindicalista Valentín Campa, quien obtuvo casi un millón de votos, que aún sin ser válidos denunciaron una evidente incongruencia del esquema político-electoral imperante. De esta circunstancia se desprendió la obra que, en perspectiva, sería la mayor aportación de López Portillo:
la Reforma Política de 1977, orquestada por su secretario de Gobernación, el reputado político, jurista e historiador
Jesús Reyes Heroles, la cual representó el primer avance fehaciente para que
México transitase de un régimen de partido hegemónico a uno de pluripartidismo y poder compartido.
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