La nueva España se encontraba a principios del Siglo XIX en una aparente calma, pero para los ojos de un viajero extranjero como lo fue el Barón Alejandro Von Humbolt, esta tranquilidad era ficticia desde un tiempo atrás. Tan es así que, en la ciudad de Querétaro, se estaban reuniendo clandestinamente en la casa del Corregidor de ese lugar, Don Miguel Domínguez, algunos militares y civiles que no estaban de acuerdo con el gobierno Virreinal. La esposa del Corregidor, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, aparentaba estas reuniones como tertulias sociales; pero, en realidad los insurgentes conspiraban contra el gobierno establecido. Ellos se hacían llamar "La Academia Literaria". La etapa de la iniciación de la Independencia, comienza con una serie de acontecimientos muy importantes, terminando la muerte de los primeros caudillos. La conspiración de Querétaro fue descubierta, de lo cual se enteró la Corregidora Doña Josefa Ortiz de Domínguez, quien a su vez hizo llegar la nefasta noticia al Capitán Ignacio Allende y al Capitán Aldama. Este último se dirigió al pueblo de Dolores en Guanajuato para avisarle al cura del lugar, Don Miguel Hidalgo y Costilla.
Hidalgo, al enterarse de que habían sido descubiertos, dice lo siguiente: "Caballeros, estamos perdidos, no hay mas remedio que ir a coger gachupines". En ese instante llamó a misa y en el atrio de la iglesia acompañado por su hermano Mariano Hidalgo, los capitanes Allende, Aldama, Santos Villa, y otros, arengó al pueblo a que lo acompañaran a quitarle el gobierno a los españoles. Salió rumbo a la ciudad de Celaya, y a su paso por el pueblo de Atotonilco, tomó el Estandarte de la Virgen de Guadalupe que sería desde ese momento la patrona de esta lucha y de los insurgentes. Una vez más se convertía en la patrona e inspiradora del pueblo de México.
Con el estandarte en la mano, Hidalgo gritó: iViva la Virgen de Guadalupe! iViva la Independencia! iViva la America! ¡Muera el mal gobierno! iViva Mèxico! Lanzándose a la lucha, con un ejército mal organizado, mal armado, se inicia el movimiento de independencia.
El primer enfrentamiento armado de grandes consecuencias tuvo lugar en la Ciudad de Guanajuato, donde la población española se había refugiado en el edificio de la Alhóndiga... un punto en el cual era menos que imposible apresar a los representantes del gobierno español, lo cual se logró gracias al valor y coraje de un minero apodado "El Pípila", (se le daba ese nombre, por tener la cara cubierta de pecas y por la similitud con los huevos manchados del guajolote, al cual, en idioma indígena se le Ilama pípila) quien se colocó sobre su espalda una loza de piedra para que no lo tocaran las balas enemigas. Acercándose a la puerta del edificio le prendió fuego, consumiéndose esta, pudieron penetrar los insurgentes y salir victoriosos de este enfrentamiento.
Después de esta victoria, los insurgentes decidieron tomar la capital del Virreynato para lo cual marcharon hacia la misma, pero muy cerca de ella, en el lugar Ilamado Monte de las Cruces en el actual Estado de México, Hidalgo dió la orden de regresar sin tomar la ciudad.
En el pueblo de Aculco fue derrotado por los realistas españoles. A su regreso, Hidalgo se estableció por corto tiempo en la Ciudad de Guadalajara, donde dio varios decretos con respecto a las tierras para los indios, y posteriormente en la Ciudad de Valladolid, hoy Morelia, da el decreto de abolición de la esclavitud para los negros e indios.
Cerca de Guadalajara, en el lugar Ilamado Puente de Calderón, Hidalgo fue nuevamente derrotado. Después de sufrir fuertes tropiezos, los jefes Insurgentes deciden ir al Norte de la República a buscar refuerzos; pero fueron traicionados por Ignacio Elizondo, en el lugar Ilamado Norias de Baján. Después de haber caído prisioneros los principales caudillos e iniciadores de nuestra Independencia, fueron Ilevados a Monclova, y de ahí a Chihuahua donde fueron fusilados. Posteriormente se les decapitó y sus cabezas se colocaron en jaulas que mandaron al Estado de Guanajuato, siendo colocadas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, como escarmiento para futuros levantamientos. Pero esto sólo sirvió para que el pueblo se sintiera mas humillado y sacara coraje, continuando la lucha con nuevos caudillos.
La primera etapa de nuestra independencia tuvo una pausa con la muerte de Hidalgo acaecida el 30 de Julio de 1811.
LAS CONSPIRACIONES Y EL GRITO DE INDEPENDENCIA
La Campaña de Hidalgo
La Campaña de Morelos
Lo que pasó de 1815 a 1820
Algunos criollos comenzaron a reunirse en secreto para planear cambiar el gobierno del Virreinato; entre estas conspiraciones sobresalen la de Valladolid (actual Morelia) encabezada por Mariano Michelena y la de Querétaro en la que bajo el nombre de Academia Literaria se reunieron los conspiradores: Licenciado Parra, el presbítero José M. Sánchez, los licenciados Lazo y Altamirano, etc., a la que pronto habrían de agregarse Allende y sus compañeros, igualmente pertenecían a la conspiración el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Doña Josefa Ortíz de Domínguez.
Esta conspiración fue descubierta, pero antes de que las autoridades pudieran apresar a los participantes, Doña Josefa lo supo y consiguió avisarle a Allende, quien inmediatamente se dirigió de Querétaro a Dolores para prevenir a Hidalgo.
Al enterarse, el cura Hidalgo hizo repicar las campanas de la iglesia como si llamara a misa y pensó en aprovechar el día domingo debido a que muchas personas de las comarcas vecinas se reunían en el atrio para vender o intercambiar mercancías, mientras el sacerdote esperaba a que sus feligreses y cómplices se reunieran en el templo, Aldama y Allende se dirigieron a la cárcel del pueblo para liberar a los presos y engrosar con ellos las fila del improvisado ejército que formaron.
Cuando ya amanecía, habían reunido un grupo numeroso de personas en el atrio, ahí estaban conviviendo libremente y por primera vez, algunos hacendados que simpatizaban con las ideas de Hidalgo, los campesinos y alfareros del pueblo y zonas vecinas, los indígenas que sentían aprecio por el sacerdote y la mayor parte de los feligreses que asistían regularmente a la iglesia de Dolores. El cura Hidalgo calculó el no. De personas era suficiente y pronunció un discurso para animarlos a tomar las armas para ir en la búsqueda de la libertad.
De esta manera hizo un recuento de los agravios que de manera general habían recibido los ahí presentes de los españoles y los animó a luchar por una patria libre. Exaltado por el entusiasmo de la multitud, terminó su alegato con el grito ¡Viva América!, ¡Muera el mal Gobierno!.
En Atotonilco, Hidalgo tomó un estandarte con la Virgen de Guadalupe y dijo ¡Viva la Virgen de Guadalupe!, convirtiéndose esta frase en la consigna que animó a los rebeldes durante las batallas que libraron para conseguir la independencia de nuestra nación.
Los insurgentes consiguieron entrar sin resistencia por parte de los españoles en San Miguel el Grande (hoy San Miguel Allende), Celaya y Salamanca, por lo que decidieron tomar también Guanajuato, la 2ª. Ciudad en importancia del virreinato; llegando junto con los españoles ricos en la alhondiga de Granaditas.
El edificio parecía impenetrable y la lucha comenzó a prolongarse hasta que Juan José Martínez (el Pípila) se puso en la espalda una loza de piedra y así protegido de las balas, llegó a la puerta de la alhóndiga y le prendió fuego.
Gracias a esta acción, la tropa tomó el edificio, mató a sus ocupantes y saquearon la ciudad.
En un lugar cerca de Valladolid, Hidalgo se reunió con José María Morelos y se pusieron de acuerdo en que éste último se levantara en armas en el sur de la nueva España y se apoderara de Acapulco.
Posteriormente, Hidalgo tomó Citácuaro y Toluca y llegaron a un lugar cercano a México llamado El Monte de las Cruces, éste lugar estaba fortificado por el jefe español Torcuato Trujillo. Los primeros insurgentes entraron al ataque y sufrieron numerosas pérdidas, después entro en acción todo el ejército de Hidalgo y Torcuato Trujillo logró escapar con 50 hombres. Hidalgo y Allende conferenciaron en el Monte de las Cruces y Allende propuso a Hidalgo encaminarse a México y adueñarse de la ciudad pero Hidalgo se negó, ya que se había dado cuenta de que su numeroso ejército era muy indisciplinado, así que prefirió retroceder dirigiéndose a Querétaro, porque temía que se repitiera la matanza y el saqueo de la Alhondiga de Granaditas.
Feliz María Calleja ataca al ejército insurgente en Aculco y estos reciben una terrible derrota donde se comprueba la inexperiencia de los soldados que luchaban por la Independencia. Después Hidalgo se dirigió a Guadalajara donde publica el primer periódico insurgente; el despertador Americano que queda a cargo de Francisco Severo Maldonado.
El 16 de Enero de 1811 los insurgentes fueron venidos de nuevo por Calleja en un lugar llamado el Puente de Calderón cerca de Guadalajara.
Hidalgo y Allende marcharon al norte para comprar armas en la frontera pero en un lugar del estado de Coahuila llamado "Las Norias del Baján, fueron traicionados y apresados junto con Aldama y José Mariano Jiménez. En Chihuahua se les hizo juicio y fueron ejecutados. Sus cabezas fueron expuestas durante 10 años en las esquinas de la alhondiga de granaditas como señal de escarmiento para los libertadores.
La campaña de Morelos está representada por José María Morelos y Pavón, después se agregan los Galeana, los Bravo y Vicente Guerrero.
Primero, Morelos estuvo en Cuautla, durante 72 días donde resiste el acoso realista. Con la ayuda de los Galeana, rompió el sitio impuesto por Calleja.
Mas tarde, en agosto, el caudillo del sur ocupa las importantes plazas de Orizaba, Oaxaca y Acapulco.
Durante esta época Morelos propició la publicación de dos periódicos insurgentes: El Correo del Sur, bajo la dirección de Carlos María Bustamante y el Ilustrador Americano a cargo de José María Coss.
En el año de 1814 empezó mal para la causa de la libertad nacional: el cura Mariano Matamoros "brazo derecho de Morelos", es derrotado en la batalla de Paruarán y ejecutado en Valladolid.
Este suceso, marca el inicio de la declinación insurgente en el aspecto militar. Mientras tanto, Calleja se había convertido en virrey y dispuso de amplios recursos para cercar las fuerzas de Morelos.
Morelos cayó prisionero en Texmalaca en septiembre de 1815 y se le condenó a ser fusilado y la sentencia se cumplió el 22 de Diciembre de ese año, en San Cristóbal Ecatepec, lugar cercano a la ciudad de México.
En esta etapa, hubo muchas guerrillas y solo algunos grupos aislados mantenían la lucha insurgente, entre ellos, estaban: Guadalupe victoria y Nicolás Bravo en la zona sur; Pedro Ascencio, en lo que actualmente es el estado de México; Vicente Guerrero en la Sierra Madre Sur y los Hermanos López Rayón en regiones aisladas de Michoacán.
Para estos grupos era difícil comunicarse, abastecerse o coordinarse. Por estos tiempos, el virrey Calleja es sustituido por Juan Ruiz de Apodaca, quien consigue desarticular política y militarmente la lucha.
En 1817 Francisco Javier Mina, liberal español, decide unir sus armas a los insurgentes mexicanos pero al poco tiempo, los realistas Liñan y Orratia le cierran el paso y los sorprenden en el rancho del Venadito. Mina muere fusilado.
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